-Quítate la venda –la dijo mientras posaba la mano en su hombro-.
-¿Qué hacemos en esta casa?
-No se dice esta casa, se dice nuestra casa -articulo muy lentamente-.
-¿Cómo que nuestra casa? ¿Estás loco?
-Por ti.
-¿Y qué haremos con la hipoteca?
-No lo sé.
-¿Y con mis padres?
-No lo sé.
-¿Y con los tuyos?
-No lo sé.
-¿Y qué sabes?
-Que quiero estar contigo, ¿te vale?
-Me sobra.
Pero nunca les sobraría sonrisas, besos y abrazos. El "buenos días, princesa" que decidió pintar en el techo de su cuarto, y como ella contraataco cambiando el nombre del azucarero por "lo más dulce de esta casa eres tú". Las guerras de mensajes escritos en el espejo del baño mientras el otro se duchaba, aunque aquí siempre ganaba el que decidía pasarse por agua también, porque como él decía "las cosas bonitas no lo son si no estás tú escuchandolas".
oo, pero que cosa tan mas tierna!
ResponderEliminarme encanto que al principio se sorprendia de todo pero al final le sobro eso del amor, pero que encambio nunca sobraron los detallitos bonitos de cada dia!
muy buena entrada
besitos Ü